Elegante, histriónico, escalofriante. Todos los calificativos son pocos para catalogar al show más impresionante de esta Gala Pudahuel 2015, el del «niño de Linares», Raphael.
El español tenía al público rendido a sus pies cuando puso un pie en el escenario y antes de decir una palabra, el público ya estaba de pie reibiéndolo con una ovación a todo pulmón.
Elegante, vestido de negro, sintiéndose el rey del show, Raphael partió un espectáculo de casi 30 canciones y casi 3 horas de duración con uno de los grandes éxitos de su carrera, «Yo soy aquel».
Y la noche continuó con un público que lo escuchaba hipnotizado, algunos grabado cada segundo de show que podían con sus celulares, y perdiendo totalmente los estribos cuando dejaba de cantar.
Ovaciones de pie, eufóricos aplausos y un Movistar Arena coreando a rabear grandes éxitos como «Digan lo que digan», «Mi gran noche» y «Despertar al amor». Y la euforia continuó cuando en medio de su show hizo una interpretación propia y muy de su estilo de «Gracias a la vida» de Violeta Parra.
Dejando ver su maravillosa calidad vocal, y sus grandes aptitudes escénicas y gestuales, el ídolo desbordó el recinto para luego dar paso al segundo momento más memorable de la noche: cuando invitó a sus nuevos amigos -como él mismo los llamó- Natalino.
El trío subió al escenario con un vestuario distinto al de su presentación, vestidos enteramente de negro, y tomando sus guitarras, haciéndolas sonar como nunca, interpretaron juntos «Estuve enamorado».
La lluvia de éxitos no paró: «Maravilloso corazón», donde el público, emocionado, lo aplaudió de pie; «En carne viva», que coreó con todo el Movistar Arena de pie, emocionado y eufórico. «Escándalo», donde el público enloqueció.
Jugó con el público que pensó que se iba, pero volvió al escenario para cantar «Que sabe nadie», y antes del final, el momento más dramático de la noche: «Frente al espejo» terminó con él arrojándole una silla a un espejo sobre el escenario, que dejó al público atónito y gritando varias veces «ídolo».
La noche terminó con sus dos canciones icónicas: «Como yo te amo», el momento que hizo que el Movistar Arena se viniera abajo entre gritos, aplausos y las 7 mil personas cantando a rabear. Y de igual forma, con el público desordado y rendido a sus pies, se despidió con «Y estoy aquí».
Así, Raphael cerró una noche mágica, llena de estrellas, talento, grandes éxitos, romanticismo y más.