Cuando ella estaba con sobre peso, su pareja la dejó y ella cayó en una depresión. En ese momento decidió ir donde un nutricionista porque estaba pesando 130 kilos.
En cada hora al médico, él la recibía con halagos y felicidad, incluso le pidió el teléfono, pero como era casado, ella se negaba.
Ya con 30 kilos menos, según su última consulta, el nutricionista se tiró y le dio el mejor beso que le han dado en la vida.