El ají no acepta términos medios. Por lo general, o lo amas o lo detestas. Lo que pocos saben es que la ingesta de picante estimula la liberación de endorfinas, sustancias propias del cerebro que producen sensación de placer, lo que hace que aquellos que gustan de este sabor no puedan dejar de consumirlo.
Además, comer ají ayuda a aumentar los niveles de serotonina en el cerebro, de ese modo mientras más picante sea, mejor es la sensación de bienestar que causa.
El ají es rico en vitaminas A y C, protege contra el colesterol y es eficaz contra las enfermedades reumáticas, por su contenido de capsaicina, sustancia que actúa como analgésico y antiinflamatorio.
Este alimento también puede prevenir problemas cardíacos, como infartos y los derrames cerebrales causados por la presión arterial alta, estimula el metabolismo y es bajo en calorías.
Las prostaglandinas son un conjunto de sustancias que ejercen una acción protectora sobre la mucosa gástrica, ante factores externos que pueden afectar el intestino por la ingesta de picante, recoge Televisa.
Una vez que se acaba el estímulo del picante, el intestino inicia una etapa de regeneración, por lo cual es el momento propicio para moderar el consumo de irritantes.
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