Caótico fue el derrame de petróleo que ocurrió en Osorno, dejando a la población sin agua potable por una semana y cuestionando la continuidad de la empresa Essal a cargo del suministro.
Sobre esto, se dio a conocer la declaración del trabajador de Essal responsable del accidente, donde confiesa que olvidó que estaba haciendo el procedimiento y entregó detalles de las falencias presentes en los instrumentos con los que contaba para cumplir con su labor.
«Siendo las 23:10 horas, abrí las dos válvulas del estanque de petróleo que están conectadas por una sola cañería al generador (…) Después me retiré en dirección a la oficina de la planta alta, ubicada a unos 100 metros, calculando que en aproximadamente 40 minutos se realizaría la carga completa del generador (…) Sin embargo, me olvidé del procedimiento, acordándome de ello a las 00:10 horas (…) es decir, 20 minutos más de lo que corresponde», dijo el operario de la planta Caipulli en su declaración a la PDI, citada por El Mercurio.
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El trabajador afirmó desconocer la cantidad de petróleo que se trasvasijó al agua, pero aclaró que el estanque que contenía el combustible tiene una capacidad de 2 mil litros. El reservorio del generado puede contener 350 litros, pero, según la versión del acusado, la aguja que marca el nivel de llenado «periódicamente presenta problemas en el marcaje, razón por la cuela hay que golpearlo con una piedra para que muestre el nivel real».
El hombre relató que advirtió «la existencia de una película de petróleo que salía desde la ventilación ubicada en la parte superior del estanque local del generador y tomó la decisión de “inspeccionar alrededor del generador, haciendo uso de una linterna, ya que el lugar no cuenta con iluminación, donde no observé combustible en el suelo”.
“Debido a la experiencia que tengo, no le di mayor importancia a este punto, dado que no vi ninguna acumulación de petróleo en el suelo que pudiera provocar la filtración a los estanques de agua, por cual no di cuenta de lo ocurrido, como tampoco dejé registro alguno en el libro de novedades”, agregó.
El operario afirmó que, antes de terminar su turno y acompañado del trabajador que entraba, revisó con luz de día lo ocurrido. Según su testimonio, comprobó que lo que había «intuido» en la noche: «Nada grave había sucedido, no existiendo filtración de combustible a los estanques de agua, pero sí olor a combustible en la sala de bombas”.
Tras comunicarle por teléfono a un superior lo sucedido por teléfono, y que este le ordenara a «otro colega» revisar la situación, el hombre cuestionado se retiró a su “domicilio a descansar”. “Alrededor de las 13:00 horas me entero de que el agua de Osorno preveniente de la planta Caipulli, mi lugar de trabajo, estaba contaminada con petróleo, momento en el cual me di cuenta de que lo más probable es que yo había sido el responsable de la situación”.
De acuerdo con El Mercurio, el trabajador es empleado de Essal desde 1991 y, en 2010, llegó a Osorno para desempeñarse en la planta Caipulli.