Este jueves en ‘Carmen Gloria a tu servicio’ se presentó el caso de Víctor, arrendatario que pedía seis meses para buscar otro lugar mientras que Carmen, hermana de la persona que le arrendó el lugar y que falleció, le solicitara el lugar para poder construir.
El problema era que el hombre no tenía mucho dinero para poder arrendar otro espacio, pues ahí solo pagaba 60 mil pesos más agua y luz, pese a que en el lugar hay goteras y una serie de defectos.
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Ante esto, Carmen Gloria Arroyo dio como veredicto un tiempo para que la familia lograra encontrar un hogar, junto con un potente mensaje sobre esta realidad que viven muchos chilenos.
«Entiendo que no quiera (señora Carmen) poner en riesgo a una familia viviendo en esas condiciones, y tiene toda la razón. Nadie debiera estar viviendo así, pero me hace recordar cuando en algún minutos nos pedían que no mostráramos esa realidad, no acá, hace tiempo ya. Cuando ganarse un espacio para hablar de estos temas era contra la voluntad de muchos», reflexionó.
«Duele tanto vivir sin dignidad, duele tanto esa carencia que algunos prefieran no verla, no saberla y así hacen como que no existe. Esa es la realidad de mucha gente en nuestro país y creo que es un derecho y una obligación hacerse cargo de esa realidad, mostrarla, que los chilenos tomemos consciente que la mitad de los chilenos viven así», añadió la abogada.
«Nadie quiere estar así, nadie quiere vivir así, nadie es feliz viviendo así. Le aseguro que si don Víctor tuviera la opción no viviría ahí, ni en esas piezas, ni en ese baño lleno de parches que no le queda de otra poner para que no se le gotee la pieza, pero no tiene otra porque puede pagar a penas 60 mil pesos y ese es el valor de un lugar como ese», dijo Carmen Gloria.
Por otro lado, Carmen instó a que se le prestara ayuda a la familia y no solo a presentar obstáculos: «Se les hace más difícil y más cuesta arriba. No toda la gente tiene la fuerza para ir contra la corriente avanzando con todo lo que cuesta, no todos tienen esa posibilidad», dijo.
«Sabemos que la pobreza no es sinónimo de delincuencia, ni de flojera, a veces es por falta de oportunidades y todos somos responsables de esas oportunidades. Basta con que una persona crea en el empeño de otro para que las cosas cambien», cerró, buscando una solución para ambos.