Tal como lo está leyendo, José Miguel Furnaro fue salvado por una televidente luego de que le dijera que tiene un quiste en la garganta.
Así fue el momento
«Anda un endocrinólogo«, fue el mensaje de la fanática que recibió el conductor y periodista luego de salir al aire en su programa “Somos un Plato”.
Lo que él no sabía en ese momento, es que ese texto finalmente sería clave para comenzar una serie de exámenes que terminaron en una cirugía y evitar complicaciones mayores de salud.
¿Cuándo pasó todo esto? Específicamente el pasado 27 de mayo, justamente para su cumpleaños, cuando a su bandeja de Facebook le llegó un mensaje de una mujer llamada «María Elena» que le advertía de algo que predominaba en su garganta.
Acostumbrado a leer los mensajes de la gente, Furnaro admite que «me asusté con este, porque el tono fue duro, de anda urgente. Normalmente, la gente asocia al tiro a algo con la tiroides o cáncer”, aunque descartó de lleno que se tratara de ello por los síntomas.
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Furnaro terminó en cirugía
Su esposa, quien es ginecóloga y oncóloga, le tocó lo que tenía en su garganta y efectivamente «tenía algo. Así que comencé a hacerme todos los exámenes, salió que no era la tiroides y terminé donde un cirujano«, detalla al medio “Las Últimas Noticias” (LUN).
Pese a que el médico le dijo que no era peligroso, también le agregó: «que se podía infectar o crecer más, así que era mejor sacarlo. Al operarme también me encontraron unos ganglios comprometidos que me sacaron«.
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Tras la operación, dice que está «hinchado, parezco pelícano» y le pidieron reposo, además de tener cuidado con esa zona. Sin embargo, este lunes recién pasado, José Miguel Furnaro volvió a retomar sus labores luego de la detección de este quiste por parte de su seguidora.
La “intrusa” mujer
Tras haber tomado las riendas del asunto, y ahora más recuperado, dice que le gustaría conocer a la mujer que le advirtió sobre el quiste en su garganta.
«No sé si le pasó algo similar que notó algo en mi cuello. Me escribió de nuevo y me dijo que no era doctora, que solo era intrusa y que estaba alegre de que yo estuviera sanito«, concluye Furnaro.
