La actriz, Alejandra Araya detalló cómo fue su camino hacia el aprendizaje del lenguaje de señas y cómo cambió este proceso su vida.
Del mismo modo, la intérprete conversó con LUN y reveló los motivos para hacer una importante transformación personal.
Asimismo, Ale confesó que todo sucedió a partir de una situación muy cotidiana.
¿Los motivos? Resulta que la actriz de 32 años fue a una farmacia ubicada por Gran Avenida. En el lugar, fue atendida por una persona que hablaba lenguaje de señas pero ella no entendió casi nada.
Naturalmente, la historia significó un abrir de ojos y la apertura de un mundo diferente para la actriz.
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Alejandra Araya y sus motivos para estudiar lenguaje de señas
En esta línea, la actriz recordada por su rol de Bianca Rosetti en «Demente», confesó que:
«Cuando me di cuenta de que una persona que atendía hablaba en lengua de señas. Internamente me decía ‘no me puedo comunicar con esta persona, cómo se sentirá él’. Todos los días para él son iguales, la gente no puede hablarle», explicó en primer lugar.
Luego de esta situación, Araya tomó una importante decisión e ingresó al Estudio e Investigación de Lengua de Señas Chilena (Esilense).
En la institución finalizó hace pocos días el segundo nivel de un total de siete para poder titularse como intérprete. ¡Seca!
Igualmente, sobre cómo espera que haya sido el resultado de sus exámenes finales, comentó que:
«Esperemos que bien, todavía no me llega la nota del examen final, pero este semestre me ha ido bastante bien».
En ese sentido, afirmó que:
«Estoy contenta. Hay que estudiar mucho, son tantas señas, es repensar cada palabra. Es un aprendizaje constante. Me gustaría ser intérprete para poder utilizar la lengua de señas como una herramienta real de inclusión en el mundo del teatro».
E incluso, la actriz realizó una crítica hacia el problema de la inclusión en nuestra sociedad:
«Se habla mucho de inclusión en la teoría, pero poco se ve en la práctica. Siento que uno debe jugársela por la inclusión».
Por último, la intérprete sinceró que volvió a la farmacia de Gran Avenida y confirmó que se pudo entender con la persona:
«Cuando empecé el primer nivel le decía ‘hola, estoy aprendiendo lengua de señas ¿Cómo estás?’. Y era muy bonito ver cómo sus ojitos se iluminaban, no desde la pena, sino desde la alegría».