Como te hemos comentado, Stefan Kramer lanzó este año su esperado libro de memorias breves.
«Esta no es mi biografía, porque recién tengo 40 años. Pero quizás este relato te inspire, te motive o te haga reír. Y eso es muy bueno, porque a todos nos hace tanta falta reír», se puede leer en la contraportada del ejemplar.
En este sentido, según pudo acceder Radio Pudahuel, en las páginas, el reconocido como uno de los mejores imitadores del mundo, se sinceró sobre la dura crisis matrimonial que enfrentó tras su aplaudido show en el Festival de Viña 2008.
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Stefan Kramer y su momento más duro: “un día Paloma hizo las maletas”
Asimismo, en el acceso exclusivo que tuvo Pudahuel al libro de Stefan Kramer, se puede leer la impactante confesión:
«Entonces, Viña 2008 se empezó a convertir en un fantasma. De un momento a otro dejé de hablar en mi casa, no tenía ninguna respuesta», comenzó señalando.
Sin embargo, Stefan no se guardó nada y confesó que este fue su momento más complejo con su pareja, Paloma Soto:
«Estaba lleno de eventos y yo no tenía ganas de subir al escenario, a ninguno. Nadie me comprendía. Caminaba todo el día, me fui para adentro. No entendía lo que me estaba pasando, por qué no me sentía feliz. Lo hablé muchas veces con Paloma, mi esposa, pero el tema ya era una lata, y de un momento a otro, dejé de hablar en mi casa, no tenía ninguna respuesta».
Una poderosa crisis
«Mis cercanos estaban desesperados conmigo. Se lo conté a mis papás, junté a mis hermanos en la casa de Martín, mi hermano mayor, para desahogarme y decirles que estaba totalmente deshecho. Las pocas veces que me acerqué a alguien más, para intentar contarle que me sentía mal, me decía: ¡Qué vas a estar mal tú! ¡Si te ha ido la raja!», confesó el imitador.
Y finalmente, Stefan impactó con su revelación sobre la crisis matrimonial que vivió:
«Recuerdo que un día Paloma hizo las maletas, tomó a nuestros dos hijos, se paró en la puerta de la casa y me dijo, agobiada y triste: ‘¿Qué hacemos? ¿Nos vamos? Dime tú’. Yo, sinceramente era un ente. No tenía nada en el alma, solo atiné a decirle que por favor no se fuera, que me esperara. Con el tiempo me confesó que eso lo había hecho para ver si yo reaccionaba. Si me animaba a hacer algo», concluyó Stefan Kramer en su libro exclusivo.