Nuevos detalles se revelaron sobre el caso del cádaver que fue encontrado en la comuna de Ñuñoa el lunes recién pasado en plena vía pública.
Según la información entregada por Carabineros de Chile, el hecho ocurrió en calle Las Talaveras, y conmocionó a todos los residentes del sector, ya que al interior de una bolsa de género encontraron un cuerpo completamente esqueletizado.
Las primeras pericias determinaron que el cádaver correspondía a una mujer de 60 años con una data de muerte de aproximadamente seis meses. Sin embargo, el misterio comenzó cuando no encontraron lesiones atribuibles a terceros, descartando de inmediato el vínculo con el crimen organizado.
Efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI)llegaron hasta una vivienda que estaba a dos cuadras del lugar del hallazgo, en calle Los Jardines. El objetivo de la Brigada de Homicidios era encontrar más evidencias para continuar con el peritaje. Para la sorpresa de todos se llevaron a una monja para que declarara.
¿Qué relación tienen las religiosas con este macabro caso?
Si bien, en un principio se habló de presuntas monjas involucradas, se aclaró que se trata de una mujer religiosa de 80 años. Quien está en calidad de imputada en el caso, y su hija, como testigo.
El subprefecto Juan Fonseca, jefe de la Brigada de Homicidios Metropolitana, detalló:
«Esta persona va al domicilio de esta otra religiosa laica consagrada, como indica ella, y la traslada en esta maleta, y ahí la mantiene por un año en una dependencia».
Con el cuerpo esqueletizado, decidió guardarlo en una maleta y debido a la llegada de su hija a la vivienda, habría «entrado en razón» optando por deshacerse de la maleta con los restos óseos.
Según especifica el subprefecto, este bolso habría sido manipulado por recicladores, quienes al sentir el «mal olor» lo habrían dejado en el lugar donde encontraron los restos humanos.
Tras varias indagatorias, la monja involucrada había hecho un ‘pacto de amistad’ con la fallecida.